Hay muchos sitios que impactan cuando los visitas pero el Mont Saint Michel es un lugar que parece salido de un cuento. Por eso hoy vamos a visitar el Mont Saint Michel.
Mont Saint Michel
Esta imponente isla rocosa en Normandía, Francia, alberga una histórica abadía dedicada al arcángel San Miguel, y desde hace siglos ha sido un importante destino de peregrinación y, más recientemente, un popular lugar turístico.
Ubicada en el departamento de La Mancha, en Baja Normandía, Mont Saint Michel tiene una historia que se remonta al siglo VIII, cuando según la leyenda, el obispo Aubert construyó un santuario en honor a San Miguel tras recibir una visión del arcángel. Desde entonces, el lugar ha sido testigo de eventos cruciales a lo largo de la historia, y ha pasado de ser un sitio religioso a un importante centro cultural y turístico.
Lo que hace de Mont Saint Michel un lugar tan impresionante es la combinación de su arquitectura medieval con el espectacular entorno natural. La abadía, que se erige en la cima del islote, domina todo el paisaje circundante. Coronada por una estatua de San Miguel, que se eleva a 170 metros sobre el nivel del mar, este sitio es testimonio de siglos de historia y espiritualidad.
El contraste entre la monumentalidad de la abadía y las pequeñas calles empedradas que la rodean, llenas de tiendas, mesones y museos, hace que cada visita se sienta como un viaje en el tiempo. La ciudadela medieval está rodeada por murallas que datan de los siglos XIII y XV, y ha resistido el paso del tiempo, preservando gran parte de su esencia original. Este recinto urbano, bien conservado, es uno de los pocos ejemplos que quedan en Francia de fortificaciones medievales completas.
Uno de los aspectos más fascinantes de Mont Saint Michel es el fenómeno de las mareas que rodean la isla. Las mareas en esta bahía son las más altas de Europa, con diferencias de hasta 13 metros entre la marea alta y la baja. El mar se retira rápidamente, exponiendo vastas áreas de arena en cuestión de horas, solo para regresar con igual velocidad, transformando por completo el paisaje dos veces al día. Este espectáculo natural es, sin duda, uno de los principales atractivos para los turistas que visitan el sitio.
Desde su fundación, Mont Saint Michel ha sido un importante centro de peregrinación. Durante siglos, personas de toda Europa viajaban hasta aquí para venerar al arcángel San Miguel y visitar la abadía. Esta tradición se mantuvo hasta la Revolución Francesa, cuando la abadía fue secularizada y utilizada como prisión.
Hoy en día, el lugar continúa siendo un importante destino turístico, atrayendo a más de 3 millones de visitantes al año, lo que lo convierte en el segundo sitio más visitado de Francia después de París. En 1979, **Mont Saint Michel** fue incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, no solo por su abadía y ciudad medieval, sino también por la bahía que la rodea, incluyendo el antiguo molino de Moidrey.
La visita a Mont Saint Michel no estaría completa sin probar sus delicias gastronómicas. La región es conocida por su cordero de présalé, una carne especial criada en los prados salados que rodean la bahía. Cocido en hornos de leña, es uno de los platos más emblemáticos del lugar.
Además, no puedes irte sin probar la famosa Tortilla de la Madre Poulard. Este restaurante, ubicado en la isla, ha ganado fama mundial por su tortilla esponjosa y ligera, hecha con huevos y nata montada a mano en un cuenco de cobre. La preparación de la tortilla es casi un ritual que puedes observar mientras paseas por la calle, gracias al característico sonido que produce.
Mont Saint Michel ofrece a los visitantes una experiencia única: es un lugar donde el tiempo parece detenerse. Las estrechas calles medievales, el sonido del viento y del mar, y la majestuosidad de la abadía crean una atmósfera de ensueño. Si disfrutas de la tranquilidad y los paisajes que ofrecen lugares como Galicia o Asturias en España, encontrarás en Normandía un rincón de igual belleza y serenidad.
Mont Saint Michel es, sin duda, un destino ideal para una escapada relajante, fuera del bullicio de las grandes ciudades y rodeado de historia, naturaleza y espiritualidad. Tanto si te atraen las maravillas naturales como los tesoros arquitectónicos, este islote rocoso es una joya por descubrir.